Análisis de contexto

En Guatemala la prevalencia de subalimentación era de 16.0% en el período 2019-2021. Según la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES por sus siglas en inglés) en el período 2018-2020, la inseguridad alimentaria grave fue de 20.7% y la moderada de 55.9%. El Índice Global del Hambre disminuyó de 21.7 en 2014 a 18.8 en 2022. Por otro lado, la pobreza total aumentó de 51.2% en 2006 a 59.3% en 2014, mientras que la pobreza extrema aumentó de 15.3% a 23.4% en el mismo período. En 2018 el coeficiente de Gini era de 0.48. De acuerdo con el XII Censo Nacional de Población de 2018, 18.5% de la población de 7 años o más, es analfabeta, el analfabetismo es mayor en mujeres (22%) comparado con los hombres (15%). 

Según datos utilizados por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2023, en América Latina y el Caribe, Guatemala ocupa el primer lugar en la prevalencia de desnutrición crónica en la niñez menor de 5 años, y el sexto lugar a nivel mundial. Según la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil -ENSMI- 2014/2015, la prevalencia de desnutrición crónica en menores de 5 años es de 46.5%. La desnutrición crónica es mayor en el área rural (53%), y en las regiones de Noroccidente (68.2%), Suroccidente (51.9%) y Norte (50%). La desnutrición crónica también es mayor en los niños y niñas que tienen las siguientes características: indígenas (58%), hijos/as de madres sin educación (67%), hijos/as de madres del quintil inferior de riqueza (65.9%) (PEI SESAN 2023-2032). 

En el contexto de la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN 2022) los principales factores causales principales de la inseguridad alimentaria y nutricional en el país son: 

  1. Bajo nivel de producción de alimentos de origen animal y vegetal, para el consumo local; 
  2. Limitado acceso físico a alimentos frescos, variados y nutritivos; 
  3. Falta de capacidad adquisitiva para la compra de alimentos frescos, variados y nutritivos; 
  4. Ingesta inadecuada de alimentos; e
  5. Inadecuado aprovechamiento biológico de los alimentos. 

Entre otros factores de carácter transversal que inciden en esta problemática está: 

  1. vulnerabilidad a crisis y consecuencias por catástrofes naturales, epidemiológicas o conflictividad social; 
  2. exclusión social; 
  3. débil coordinación y articulación de las acciones de SAN; 
  4. debilidades en los sistemas de información, monitoreo y evaluación 
  5. falta de sostenibilidad ambiental, 
  6. enfermedades infecciosas provocadas por limitada cobertura de agua y saneamiento. 

La inseguridad alimentaria y nutricional aqueja a distintos grupos de población entre ellos niñas y niños menores de cinco años, con énfasis en el período de la concepción a los dos años (Ventana de los mil días), mujeres adolescentes, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, mujeres en edad fértil, adultos mayores (60 años y más), población en situación de pobreza y pobreza extrema; y personas con discapacidad. 

De conformidad con lo que establece la Ley del Sistema de Seguridad Alimentaria y Nutricional SINASAN, el gobierno debe privilegiar todas aquellas acciones que contrarresten la problemática de la malnutrición en el país, por medio de la institucionalidad según competencias, abordando sus causas y contrarrestando las consecuencias como la desnutrición crónica, con especial énfasis en los niños y niñas menores de cinco años, ya que, repercute directamente en el riesgo a enfermedades y muerte, su bajo rendimiento educativo y a largo plazo en las pérdidas en la productividad del país, como lo demuestra la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil, del año 2015, sobre el dato de desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años que representa el 46.5% (ENSMI, 2015). (Mapa 4).

Departamentos según prevalencia de desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años, 2015

mapa prevalencia de desnutrición crónica
png

Inseguridad Alimentaria Aguda según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF) 

Para el periodo 2022 utilizando el protocolo de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), se analizó la situación de inseguridad alimentaria aguda en los 22 departamentos del país. El contexto para este análisis toma en cuenta las consecuencias de la pandemia del COVID-19 que afecta al país desde 2020, la variabilidad y alza en los precios de los granos básicos y otros alimentos, así como el alza en los precios de los combustibles e insumos agrícolas causados por el conflicto entre Rusia y Ucrania. 

Para ese período (marzo a mayo de 2022) se clasificaron en Fase de Emergencia (Fase 4) alrededor de 409 mil personas (2% de la población analizada) y en Fase de Crisis (Fase 3) más de 3.5 millones de personas, equivalente al 20% de la población. El análisis clasifica en Fase 3 a los siguientes departamentos: Alta Verapaz, Baja Verapaz, Chimaltenango, Chiquimula, Huehuetenango, Izabal, Petén, Quetzaltenango, Quiché, San Marcos, Sololá, Suchitepéquez, Totonicapán y Zacapa. En Fase Acentuada (Fase 2) se encuentran los departamentos de El Progreso, Escuintla, Guatemala, Jalapa, Jutiapa, Retalhuleu, Sacatepéquez y Santa Rosa. 

Desnutrición crónica en niñas y niños menores de 5 años 

La prevalencia de desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años ha disminuido de 62.2% en 1987 a 46.5% en 2015, como se observa en la gráfica. En cuanto a la distribución geográfica, la ENSMI 2014-2015 indica que la prevalencia en la región de Noroccidente es de 68.2%, Suroccidente de 51.9% y Norte de 50%. También es mayor en los niñas y niños indígenas (58%), hijos/as de madres sin educación (67%), hijos/as de madres del quintil inferior de riqueza (65.9%). (Gráfica 15).

Tendencia de la desnutrición crónica en niñas y niños menores de 5 años, período 1987-2017/2015

Fuente
ENSMI 2014-2015

Según la ENSMI 2014/2015, la prevalencia de sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años es de 4.7%, y en menores de 2 años, el sobrepeso aumenta a 7.1%. A nivel nacional, sólo 2.9% de las mujeres entre 15 y 49 años tenían un índice de masa corporal menor de 18.5, lo cual indica que tienen bajo peso; por otro lado, 31.9% tenían sobrepeso y 20.0% obesidad. En la población pobre40, la obesidad se relaciona con ingestas energéticas superiores a las necesidades y deficientes en nutrientes esenciales (aminoácidos y micronutrientes). Las personas pobres seleccionan alimentos con contenido bajo de fibra y ricos en carbohidratos complejos, azúcares y grasas, que, aunque les impiden gozar de una nutrición adecuada, satisfacen su hambre y se integran bien a su patrón de consumo de alimentos. 

Como consecuencia de la desnutrición crónica sufrida en etapas tempranas de la vida es la talla baja del adulto, asociada a un rendimiento escolar y físico insuficiente, provocando menor productividad y menores ingresos laborales. En el caso de las mujeres, la baja talla aumenta el riesgo durante el embarazo y el parto, siendo un factor asociado a nacimientos con bajo peso, el cual afecta al 15% de los recién nacidos y es también un factor de riesgo para complicaciones del parto y muerte perinatal y materna. La talla promedio de las mujeres guatemaltecas nacidas en el año 1996 fueron reportadas con una altura promedio de 149,4cm, como la más baja del mundo (NCD-RisC, 2016), por lo que más de 25% de ellas tienen talla inferior a 145 cm. La baja talla materna también se asocia a mayor riesgo de sobrepeso y obesidad que, en 2014-2015, ascendía a 51.9% en las mujeres en edad fértil. 41

Visión estratégica en la lucha contra la desnutrición crónica de niños y niñas menores de cinco años. 

Los esfuerzos de los actores para la lucha contra la desnutrición y la malnutrición serán de atención prioritaria para todas y todos, en el caso de la desnutrición crónica con especial atención para las niñas y niños menores de cinco años. 

Líneas estratégicas 

  • Coordinar acciones interinstitucionales o con organismos internacionales dedicados a la salud, para lograr un sistema alimentario nacional efectivo. 
  • Velar por la reducción de la desnutrición crónica por medio de la inversión en salud, educación, empleo, vivienda, asistencia y protección social, desarrollo de infraestructura económica, energía eléctrica, acceso a tecnología y formación para el trabajo. 
  • Mejorar las condiciones de agua y saneamiento en los hogares y en el sistema educativo nacional, para crear un entorno más saludable y seguro. 
  • Dirigir las acciones de seguridad alimentaria y nutricional a la población más vulnerable, especialmente a los pueblos originarios, el área rural y los departamentos del país más afectados por la desnutrición e inseguridad alimentaria. 
  • Fortalecer la producción agropecuaria proveyendo insumos, capital, tecnología, asistencia técnica y supervisión, que permita aumentar la producción y disponibilidad de alimentos, atendiendo el uso potencial del suelo tomando de referencia estudios técnicos realizados por los entes rectores. 
  • Coordinar acciones para promover las reservas de alimentos, con el propósito de garantizar la disponibilidad de alimentos, reducir las pérdidas postcosecha, preservar la calidad de los alimentos, fortalecer la capacidad de resiliencia y la gestión del riesgo ante fenómenos naturales y antropogénicos, entre otros. Impulsar el incremento de la generación de ingresos de la producción agropecuaria, 
  • Fomentar fuentes de trabajo promoviendo la inversión pública y privada que contrarreste el desempleo temporal agrícola, a fin de mejorar la capacidad adquisitiva de las familias para la compra de alimentos. 
  • Impulsar y focalizar programas, proyectos y actividades orientados a la asistencia alimentaria y nutricional, con pertinencia y conforme al registro de beneficiarios para las familias en riesgo alimentario por efectos de fenómenos naturales o antropogénicos. 
  • Promover el acceso físico y económico a los alimentos de manera oportuna. 
  • Fortalecer la formación sobre nutrición y consejería, que aborden la malnutrición, considerando los patrones alimentarios de los pueblos, con el apoyo de las redes comunitarias en complemento a los conocimientos técnicos y científicos tradicionales. 
  • Ampliar la cobertura de agua apta para consumo humano y sistemas de saneamiento ambiental y alcantarillado, con acciones pertinentes de acuerdo con las condiciones particulares en cada territorio y en consideración a las normas vigentes.

 

41 https://www.unicef.es/noticia/desnutricion-en-guatemala